24 noviembre 2005

Reflexiones en torno al dinero

Todos dominamos el concepto inmediato, cotidiano, del dinero. A todos nos parece algo inmediato, una pregunta nimia. Sin embargo, ¿qué es el dinero?

En el principio de la civilización, el hombre vivía en sociedad, y producía en sociedad. Cada uno trabajaba para recoger o fabricar cosas que eran utilizadas por su comunidad. Sin embargo, cuando la estabilización de la población neolítica llevó a la propiedad privada individual, empezaron los problemas.

Un ser humano no tiene tiempo, conocimientos ni energía suficientes como para producir todos los bienes de consumo que requiere. Por ello, desde antiguo el ser humano ha utilizado su producción como fuente de otros bienes de consumo mediante el cambio.

Siguiendo la doctrina económica marxista, una mercancía tiene dos valores: el valor de uso, o utilidad de la mercancía, y el valor de cambio, o valor socialmente aceptado de esa mercancía para su trueque. Así, el artesano que produce para sí mismo produce buscando el valor de uso de su producto, mientras que el cambista se interesa en el valor de cambio de las mercancías que produce o adquiere.

Estos conceptos llevan inmediatamente ligada la idea de equivalencia de cambio. Cada objeto tiene un coste en trabajo humano, que es lo que, en esencia, mide su importancia a la hora de ser cambiado. Cuanto más cualificado, peligroso o infrecuente sea ese trabajo, mayor aumentará su valor en trabajo "estándar" o básico. Cuanto mayor sea su valor en trabajo básico, mayor será su valor de cambio. Así, el criterio de equivalencia de cambio es en esencia el trabajo dedicado a cada una de las mercancías.

Con el tiempo, el ser humano adpta, por costumbre, una mercancía como referencia. Dicha mercancía tiende a ser un metal noble, normalmente el oro, por sus peculiaridades. Sin embargo, con el uso y la costumbre, el ser humano cae bajo la ilusión de que las mercancías tienen un valor en tanto que se pueden comparar con la referencia (el oro), mientras que la realidad, según Marx, es el oro puede ser usado como referencia porque es una mercancía más que puede ser comparada, en tanto que valor de cambio, con las demás. Así, el valor en oro no es una propiedad intrínseca de la materia, sino una ilusión humana, producto de la deficiente percepción de la relación entre el oro y las demás mercancías. El valor equivalente en oro no es sino un disfraz, una vestimenta que toma el verdadero valor de cambio, es decir, las horas de trabajo invertidas en dicha mercancía.

La moneda aparece como mecanismo de autentificación y verificación social de la estandarización de este valor de cambio. Sin embargo, en la economía mercantilista, el valor de cambio de la mercancía se sustituye, a efectos prácticos, por su precio. El precio no es sino el valor de cambio, que es tanto como decir el esfuerzo humano invertido en su producción, modificado por la multitud de circunstancias que permiten un aumento o una disminución del valor de cambio respecto del esfuerzo humano empleado, y que se debe a las diferencias de valor de uso en distintas manos de la mercancía.

En definitiva, el dinero no es sino un convenio social que aumenta una mercancía (el oro) al rango de vara universal donde comparar el valor de todas las demás mercancías, llevando aparejado un efecto distorsionador de la realidad en que, a ojos del ser humano, las cosas pasan a tener valor como una más de sus propiedades intrínsecas naturales.
Hasta el siglo XIX, estos convenios no escritos no dejaban de ser útiles, y aunque las fluctuaciones monetarias hacían mella en la economía, el Estado siempre era depositario y garante de las mercancías de referencia, fuera en forma de monedas en circulación, fuera en forma de oro almacenado por el Estado y cedido en forma de letras de cambio o billetes a los ciudadanos.

Pero, a partir de principios del siglo XX, los economistas deciden que no es necesario que exista un apoyo físico para el dinero. Así, empezando en Estados Unidos, los Estados dejan de ser garantes del valor de la mercancía dinero en circulación. El dinero sigue teniendo aún un valor, que el Estado se encarga de asegurar y verificar, pero ese valor no tiene un fondo físico. Dicho más directamente, cada Estado dice asegurar el valor de mucho más oro del que realmente deposita en sus bancos. Por ello, el Estado se desentendió, a primeros del Siglo XX, del derecho previo de todo ciudadano a cambiar sus billetes, pagarés o letras de cambio por oro del Estado, revirtiendo a su significado original. Si hoy en día todos los españoles fuéramos a cambiar nuestros euros por el oro que asegura el valor de esos euros, el Estado se colapsaría. Por ello, el Estado ya no entiende el dinero como una mercancía física en movimiento, sino como una medida de la confianza de los ciudadanos en el Estado.

Por eso, actuaciones en apariencia tan carentes de sentido como la cuasi catárquica quema masiva de billetes por parte de los anarquistas aragoneses en 1936 no es sino la quema de la confianza que el Estado, sin autorización por parte de sus ciudadanos, ha colocado en lugar de su gatrantía física de seguridad.


Disfrutad de vuestra confianza al Estado.
O, al menos, de la confianza en el Estado que vuestros bancos os permitan tener.

3 Divagaciones:

Blogger Oriana divagó...

Sobra decir que me parece una auténtica salvajada que no se respalde el valor del dinero con oro físico. Aunque en principio no vaya a ocurrir, el Estado puede emitir el dinero que le venga en gana, y no sólo el que se esté generando, lo cual puede tener unas consecuencias desastrosas...

23:29  
Anonymous Anónimo divagó...

Si lo hacen es porque saben que no tendran problemas. Para la gente, es demasiado trabajo pensar en esas cosas, mientras su dinero valga para comprar cosas, ellos estaran felices y despreocupados. Pensar por uno mismo cada dia esta más anticuado, la moda de hoy en dia es la del rebaño irracional que no piensa en nada que no diga aquel que controla la mayoria. Si al final Orwell tenia razón y todo...

01:00  
Blogger The Slayer divagó...

No es que dea demasiado trabajo pensar, es que estan educados para pensar en otras cosas y no en esas. Es asi de siemple.
Fijate que anteriormente no se daban casos de este tipo. No es pq ahora seamos mas vagos, Ivan, es pq no nos han enseñado que existen ciertas posibilidades. Por suerte o por desgracia, aun queda quien es capaz de ver mas posibilidades de las que se le ofrece...

02:03  

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