07 noviembre 2005

Delicada perfección

Una de las reflexiones que me acosan a menudo es lo maravilloso que es este nuestro mundo material. Nosotros, en particular, somos apenas un montón de diversas porquerías más o menos disueltas en agua; sin embargo, funcionamos con una perfección increíble.

Me resulta extremadamente difícil explicar por qué todo es tan maravillosamente perfecto, ya que eso requeriría transmitir multitud de ideas, conocimientos, sensaciones y percepciones, algo que me temo queda más allá de mis posibles. No obstante, me gustaría proponeros un pequeño juego.

La leche es uno de los medios, una de las mezclas, más increíblemente maravillosas de nuestro entorno bioquímico. Su composición es perfecta para su función, y resulta fascinante cómo hemos llegado a desarrollar tan óptimo fluído. Sin embargo, esa perfección es tremendamente delicada, y quizá ahí mismo esté parte de su embrujo.
Coged un vaso, preferentemente de tubo u otro que tenga mucha superficie y poco volumen, y colocad uno o dos dedos de leche en él. A continuación, rellenad hasta la mitad del vaso con agua. A continuación coged vinagre, y con ayuda de un cuentagotas o una jeringa (si es posible) dejad caer unas gotas de vinagre, una a una, agitando un poquito la leche. Cuando veáis que empieza a tomar textura nivosa, echad una o dos gotas más y dejadlo reposar unos minutos.
Y pensar que algo tan importante y tan útil es a la vez tan delicado y tan frágil.

P.S.: pensaba poner fotos, pero me he dado cuenta de que es mucho más satisfactorio hacerlo uno mismo.

2 Divagaciones:

Anonymous Anónimo divagó...

¡Más experimentos! ¡Más experimentos!

Muy curioso ver lo frágil que pueden llegar a ser las cosas.

21:14  
Blogger Oriana divagó...

Anonada me hallo.

22:54  

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