03 noviembre 2005

Culturilla general: la quinina

Una de las moléculas más importantes para el ser humano es la quinina.


Este alcaloide* tiene una gran importancia histórica. Tradicionalmente extraído del arbol de la quina (de ahí su nombre) por los incas, los jesuítas trabaron conocimiento de sus propiedades terapéuticas en el siglo XVII. Es el mejor medicamento que se conoce contra la malaria; no obstante, hay controversia respecto a la fecha de descubrimiento de tales propiedades, pues la malaria no existía en América hasta la colonización. Sea como fuere, los jesuítas extraían de la corteza del árbol de la quina un polvo, incluyendo entre otras cosas quinina, que se administraba como preventivo del desarrollo de la malaria.
La quinina fue aislada en 1820 por los franceses Pierre Joseph Pelletier y Joseph Caventou. A partir de 1850 se emplea como medicamento, ahora ya aislado y purificado, a gran escala, en forma de aguas tónicas terapéuticas y más tarde también comerciales. Aún hoy, las tónicas consumidas como refresco tienen cantidades de quinina en torno a la quinta parte de su equivalente médico. Se dice también que, al ser la malaria una enfermedad endémica de la India, su consumo por parte del ejército británico destacado en la India era obligatorio, y que para aliviar un poco su mal sabor a alguien se le ocurrió mezclarlo con ginebra. Excelente idea, pues la quinina realza admirablemente el sabor de la ginebra, hasta tal extremo que el gin-tonic sigue siendo una de las combinaciones más consumidas del mundo.
Durante la Segunda Guerra Mundial, la práctica totalidad de la producción mundial de corteza de quina provenía de la isla holandesa de Java. Cuando ésta cayó en manos japonesas, el flujo de quinina a Europa y América se cortó, y como consecuencia de ello, por ejemplo, hubo más muertos británicos en Birmania por culpa de la malaria que por culpa de los japoneses. Dada la complejidad química de la quinina, aún hoy no se conoce un método eficaz de preparación sintética a gran escala, y por ello durante la guerra se ensayaron diversas moléculas más sencillas que conservaran sus propiedades terapéuticas: hasta 30 000 moléculas distintas, nada más y nada menos, derivadas de la quinolina (uno de sus precursores**).
En grandes cantidades, la quinina es abortiva y tóxica, produciendo quinismo, con síntomas como vómitos, diarrea, confusión, pérdida de equilibrio y oído y sudor permanente; no obstante, que nadie se alarme, es cuasi imposible conseguir esos síntomas con tónicas de refresco.
Un dato curioso: la quinina presenta fluorescencia***, como se observa en esta imagen de una tónica comercial.

* Alcaloide: molécula orgánica, cíclica, de origen natural, con algún carbono del ciclo sustituído por nitrógeno
** Precursor: molécula más sencilla que sirve como punto de partida para sintetizar otra mediante procesos químicos
*** Fluorescencia: fenómeno consistente en la emisión de una radiación electromagnética inducida por la absorción de otra radiación más energética, con pérdida de energía

1 Divagaciones:

Anonymous Anónimo divagó...

Uhm... es curioso, mi madre me daba tónica cuando era pequeña y me ponía mala del estómago o con ganas de vomitar.

13:37  

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