02 noviembre 2005

Donec eris felix, multos numerabis amicos

Me gustaría hablar de un tema muy trillado, que se ha convertido en lugar común en las reflexiones de los ciudadanos de a pie, pero que no por ello deja de ser cierto: los amigos.

Porque, ¿qué es un amigo?
Hay quien dirá que el amigo es alguien con quien te lo pasas bien y con quien tienes mucha confianza. La gente que da esta respuesta suele no tener ningún buen amigo, y sólo muchos conocidos, a los que cómodamente, y quizá por aquello de las protestas del subconsciente, etiqueta como amigos. Amigos que probablemente no consideren recíproca esa relación. Amigos que, quizá incluso, deesprecien íntimamente a quien con tanta generosidad los trata de amigos. Tampoco es algo tan censurable, al fin y al cabo, pues la gente que tiene cientos de amigos y ninguno de verdad suele estar sencillamente cosechando lo que siembra con su carácter.
También se puede definir al amigo como alguien que ha compartido mucho tiempo contigo, alguien con quien compartes buenos y malos recuerdos. En parte es lógico, pero, ¿entonces un amigo lo es para siempre? ¿Puedes trabar amistad con alguien en muy poco tiempo? En una sociedad en que la gente cambia de forma de ser como de camisa, esta definición me parece realmente ingenua.
Otros dirán que un amigo es quien está ahí en los buenos y malos momentos. Esta definición ya me gusta más; implica confianza, duración, y seguramente también generosidad por parte del amigo. No obstante, somos máquinas complejas, y mil y una causas pueden hacerte ofrecer tu hombro a alguien, desde el interés al nietzscheano pecado de la compasión, fría y cruel, que en realidad supone un profundo desprecio por el compadecido en tanto que asume nuestra superioridad sobre él. Quien de verdad ama al género humano nunca se compadecerá de él, pues nunca lo tratará con paternalismo, dicen los vitalistas.
Todas estas definiciones son positivas, un amigo es el que hace cosas buenas por nosotros, etc.
Bien, disiento. El verdadero amigo no es el que se porta bien con nosotros, sino el que se porta mal consigo mismo por nosotros. Hoy día está santificado el carpe diem, el disfrutar como sea y donde sea. Es una forma de entender la vida que, si bien me parece totalmente preferible a la exaltación del dolor y la muerte de la moral judeocristiana, me parece maquillar toda una parte de la realidad. Desde este humilde púlpito proclamo el reconocimiento de la amistad como la automutilación consciente por el otro, como el sacrificio de uno por sus semejantes. Hacer el bien no es doloroso, no es insatisfactorio, no supone ningún esfuerzo. Es remansarse en la parte apastelada de la realidad y no querer salir de ella. Sin embargo, en esta vida hay ocasiones en las que es necesario sufrir, en las que es necesario perder oportunidades. Bendito aquél que tenga un amigo que no le regale algo cuando tenga dinero de sobra, sino que se lo regale cuando no tenga dinero; que comparta su tiempo con él cuando lo esté pasando mal, no cuando lo esté pasando bien; que lo vele en su ausencia y prescinda de placeres que el otro no pueda disfrutar, no que se divierta cuanto pueda con o sin nadie de su entorno. Si tenéis un amigo de esas características, enhorabuena. Si tenéis más de uno, sois extremdadamente privilegiados. SI no tenéis ninguno, bienvenidos a la sociedad que nos ha tocado vivir.

Tempora si fuerint nubila, solus eris.

3 Divagaciones:

Anonymous Anónimo divagó...

Me hacía buena falta una entrada tuya, y esta es de las más acertadas que has publicado. Comparto totalmente la opinión sobre lo que es un amigo, aunque muchas veces para quitarme problemas de cabeza tienda a denominar amigo a todo tipo de conocido con el que quedo con cierta regularidad.

En realidad tenemos pocos amigos, pero creo que los que de verdad son amigos lo son para siempre. Hasta ahora siempre me he llevado algunas hostias pero sigo con la esperanza de que tarde o temprano aquellos a los que considero amigos, nunca dejarán de serlo.

Y dejo de rallarme.

21:41  
Anonymous Anónimo divagó...

Amigos de verdad hay muy pocos, pero muy muy pocos, y es difícil darse cuenta de quiénes son. Generalmente, no los que lo parecen.

23:44  
Anonymous Anónimo divagó...

Como dicen en mi pueblo, el verdadero amigo es el que sabe como eres y aun asi, te sigue queriendo

15:30  

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