20 octubre 2005

Hágase la luz

Y la luz se hizo. Y como el hombre siempre fue curioso, empezó a buscarle aplicaciones, y concluyó por meterla en cables para que corriera por donde él quisiera. Y consiguió que esa luz llevara su voz de un sitio a otro, como si de un agente de enlace se tratara. Y, por fin, consiguió que nó solo hablara, sino que llevara mensajes.
Y así, niños, funciona Internet.
Uno, por más que lo desee, no puede sustraerse a todas las modas. Sobreviví a Titanic (sin verla), sobreviví a Independence Day (sin verla), sobreviví a El código Da Vinci (sin leerlo), pero, cómo no, he caído en las pérfidas garras de la blogodependencia.
No sé si durará mucho, porque tengo una flagrante falta de constancia para estas cosas, pero bueno. Para quien le interese (y para el que no le interese pero esté aburrido).

3 Divagaciones:

Anonymous Anónimo divagó...

¡Pues a ver si es verdad que dura! Aquí estaré yo leyéndote todos los días ;)

01:02  
Anonymous Anónimo divagó...

Hombre!! Por fin tenemos el rincon de Gude. Me hare asiduo cotill... digooo, seguidor de esta parcela de información internautica.
Saludos de un fanático de Acebes (Si dejas de escribir, es culpa de ETA)

01:05  
Anonymous Anónimo divagó...

Hacía buena falta un rincón en Internet donde poder leer a la inteligencia, y me ahorraré comentarios jocosos sobre militares, alemanes y demás, que pretendía dejarte un comentario serio.

Puedes anotar un nombre más a la lista de asiduos, será un placer leerte.

22:40  

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