11 noviembre 2005

Identidad nacional o el miedo como patrón cultural [Parte I]

Ahora que parece que vuelve a estar tan de moda esto de proclamar naciones a los pueblos, quisiera escribir brevemente sobre la identidad nacional.
Éste es un concepto realmente curioso. Se entiende por identidad, según la Real Academia (que esto es otro tema para hablar, existen muchas de Reales Academias en este país, de muy diversas ramas del saber; no obstante, la de la Lengua es la Real Academia, a secas, porque obviamente para la intelligentsia pedante de este país la Lengua es incuestionablemente lo primero), lo siguiente:

2. f. Conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás.

Y yo me pregunto, ¿qué caracteriza a un pueblo frente a otro?
¿Tienen los galeses más piernas que los ingleses? ¿Ven los catalanes mejor que los aragoneses? ¿Quizá los polacos tengan visión de rayos X, al contrario que los alemanes de Silesia?
Ya está el hombre este diciendo tonterías, reduciendo todo al absurdo, como este.
No. La bioquímica me da la razón. Genéticamente, las diferencias entre las razas humanas son inferiores a las diferencias entre las judías verdes de mi pueblo y las que se plantan en Marruecos. Tenemos una carga genética con muchísima menos variedad que la mayoría de las especies. De hecho, nuestra carga genética es poco mayor que la de otros primates.
Siempre, por supuesto, se puede hablar de planteamientos menos físicos. O, para ser más precisos, menos directamente observables. Como la psicología.
Por suerte, ya hace algunas décadas que se dejaron de lado por parte del grueso (del grueso mentalmente sano, me atrevería a decir) de la comunidad psicológica las creencias cuasiatávicas de distinciones netamente raciales. Hoy se sabe, por suerte, que la idiosincracia psicológica de un pueblo no es sino efecto de su condicionamiento social, y que un foráneo en esas mismas condiciones será mentalmente un nativo.
Derechos históricos, me parece oir. Ja. Derechos históricos. Si por derechos históricos y culturales fuera, la Alemania nazi tenía legítimo derecho a exigir Austria, los Sudetes, Luxemburgo, Alsacia, Lorena, Holstein, Bohemia, Moravia, el corredor polaco, Stettin oriental, Danzig, Memel y Silesia oriental. Y pobre de aquel filofascistoide que se le ocurriera contradecir eso, ¡por Dios! Cuando es obvio que Euskal Herria vive bajo la tremebunda presión de los Estados español y francés. Es obvio que Euskal Herria es un pueblo oprimido y agredido por ellos.
Esa es otra constante muy curiosa. Ellos. Siempre son Ellos. "Ellos nos obligan a odiarlos". "Ellos quieren echarnos de nuestras casas". "Ellos han hundido nuestra economía". "Ellos corrompen nuestra sociedad". No es desintencionado ese anonimato, esa difuminación del otro. Si un catalán va a Aragón y ve que tenemos diez siglos de historia común, lazos lingüísticos y culturales fuertes, una fisionomía semejante, tremendos parecidos socioeconómicos, etc., le será difícil odiar a España y los españoles. Sin embargo, si son Ellos, los de siempre, los que nos odian, los que quieren que desaparezcamos, los que nos oprimen, los que nos persiguen, los que nos asesinan, los que nos detienen, la cosa cambia.
Recuerdo un cartel alemán de propaganda en Francia en 1944. Aparecía en el un soldado alemán acunando a una niña francesa, mientras su madre miraba enternecida la escena desde detrás de la silla. A lo lejos, se veía la masa informe y gris, ruidosa y letal, de los Aliados. Frente a Ellos, frente a ese impersonal amasijo de máquinas de matar, el soldado alemán, cercano, familiar, con rasgos que destilan cuidadosamente su personalidad, es bueno. Porque sea malo o no, al menos es conocido, es uno. Es imposible odiar a un soldado alemán en concreto sin sentirse mal por ello: ¿qué le ha hecho un simple soldado al ciudadano francés medio? Nada. Sin embargo, Ellos tienen la culpa de todo.

3 Divagaciones:

Blogger The Slayer divagó...

Creo que hay una escena de "En La Boca Del miedo" que describe muy bien esa ultima situacion. El protagonista, uno de los ultimos cuerdos que queda sobre la faz del planeta, esta encerrado en un manicomio. El sitio que corresponde a los cuerdos cuando los locos son mayoria.
Cuando el psiquiatra entra a analizar su estado, el rapidamente pone cara desencajada y le dice "Quiere que le hable de mis Ellos?", a lo que el medico responde "Sus Ellos? No sabia que usted los tuviera". La contestacion no podria ser mas adecuada "Todos los paranoicos tenemos nuestros Ellos, no es cierto?" Y dejando de hacerse el loco le pide un pitillo, pq es lo unico que echa de menos del exterior...

03:08  
Anonymous Anónimo divagó...

Totalmente de acuerdo. Últimamente me empiezo a cansar del "Sí, yo conozco a un individuo X maravilloso, pero a todos los demás X los odio". Al final todo está lleno de excepciones.

14:35  
Blogger Oriana divagó...

El mundo está lleno de absurdos, éste sólo es uno más. Pero es que lo que se impone es la ignorancia y el egoísmo, en todos los campos posibles. Mientras nos movamos así, pocos absurdos podremos evitar.

15:34  

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