31 marzo 2006

Modestia aparte

Encuentro cada día a gente desesperada por venderse.
Desde muy niño he valorado, creo yo, la virtud de la modestia como la primera entre sus pares. Quizá por el ejemplo patente de mi padre, quizá por mi carácter retraído y distante, quizá por mis dificultades para expresar mis sentimientos, quizá por mi consciencia de la gravedad de mis defectos.
En cualquier caso, me cuesta hablar de mí mismo, y me desagrada especialmente la gente que se vuelca en su faceta pública. La gente que vive para la galería. La gente que corre a demostrar a todo el mundo lo realmente interesante que es. La gente que entiende cada pequeño éxito personal como un trofeo que mostrar al mundo. La gente que se sabe tan pobre que tiene vindicar cada pequeña riqueza que atesora. Sin percatarse, muchas veces, de que el reconocimiento que obtenga por su particular Grial no durará, probablemente, más que unos minutos.
Quizá también estas ideas han marcado mi camino en la vida, decidiéndome hacia la ciencia. La ciencia es una profesión modesta en su propio planteamiento: su devenir sólo es conocido realmente por el practicante, sus victorias son magras a ojos del común del público y quienes pueden evaluar la grandeza de sus logros son un círculo cerrado que tiene mucho en común con el vencedor. Quizá ese prototipo, del sabio retirado que alcanzará un sublime conocimiento de la majestad última del mundo, pero que para sus vulgares y mediocres vecinos será objeto de burla e insulto, me ha atraído de una forma retorcida desde niño, como consagración última del individualismo, la modestia y la voluntad frente a las mucho más plutónicas virtudes de la ambición, la soberbia y el pragmatismo.

Perdónenme por no publicitar aquí cualquier chanza, idea o producto artístico que salga de mis manos. Sepan que el hecho de que no requiera de su aprobación social para ser feliz no implica que no tengan mi aprecio.

1 Divagaciones:

Anonymous Anónimo divagó...

Siento muchísimo todas las veces que actúo de esa manera. Cada vez veo sobradamente que son muchas y lo triste es que me desagrada mucho esa actitud tanto en los demás como en mí misma, llevándome a mi propio autoodio conocido por todos.

14:39  

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